miércoles, 16 de octubre de 2013

El pacto Feuderal

Y bueno, ahora que es más público el movimiento separatista bajacaliforniano (el cual ya llevaba algunos años gestándose) me viene a la mente lo que al respecto dice la constitución política de los Estados Unidos, Sucursal Mexicanos.

Teóricamente, cada estado es libre y soberano, puede aplicar sus propios impuestos y administrar sus propios ingresos. También puede elegir sus propias autoridades y mantener sus propios sistemas policiacos.

En la realidad:

Las elecciones, pese a ser organizadas por organismos estatales falsamente ciudadanos, al final son sancionadas por el órgano federal, quien también se encarga de decir quienes pueden o no votar y de repartir el dinero para campañas a los partidos (que luego son rasurados por lo organismos estatales).

Las constituciones políticas de cada estado son una simple copia de la federal, salvo algunas adecuaciones muy superficiales en diferente entidad. Últimamente dichos cambios se han concentrado en cuestiones moralistas, penalizando el aborto y dañando los derechos de las mujeres. La autonomía para ser mochos, pues.

En su administración, el gobierno federal impone a placer, otorga permisos a empresas sin apenas consultar a los gobiernos estatales y municipales, y cuando lo hace, simplemente suelta algo de dinero para que las posibles protestas oficiales se aplaquen. El gobierno estatal sólo tiene ingresos propios en trámites burocráticos, registros vehiculares y algunas ventas y permisos industriales muy específicos.

En el gasto, el gobierno federal ya manda muchos de los recursos "etiquetados" para lo que ellos creen que es necesario en el estado, pero es bastante condescendiente en su corrupción si el régimen local pertenece al mismo partido o camarilla. Ahí tenemos a los hermanos Moreira, o Marcelo de los Santos en los dos sexenios panistas. Los gobernadores tienen la oportunidad de gobernar y hacer negocio con el erario de manera casi absoluta si tienen buena relación con "el centro".

Y ahora, aprovechando la guerra contra el narco, se ha decidido unificar y militarizar los mandos policiacos, quitando atribuciones a los gobiernos estatales en cuestión operativa, selectiva y administrativa. Una policía a las órdenes del siñor presidente, con la venia del sátrapa local.

El meollo del asunto está aquí:

Digamos que habitan un estado, como, tal vez, Oaxaca, y quieren remover a su actual gobernante por corrupto, asesino e hijodeputa. TODA la sociedad se moviliza para exigir su salida, ocurre lo impensable y burgueses y proles se toman de la mano para tirar al titular. Incluso la policía local se niega a reprimir, impide la violencia pero no la ejerce contra la gente con la que convive diariamente.

Llega la policía federal, y posiblemente también el ejército, y santo remedio.

Sólo para eso sirve por ahora el pacto federal, para evitar que una movilización local remueva al señor feudal.

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