domingo, 27 de octubre de 2013

Resistencia en la época televisiva

Ya en otras ocasiones he hablado sobre el curioso efecto de los pequeños periódicos y publicaciones durante la guerra de independencia gringa y la revolución mexicana. Su condición espaciotemporal muy singular permitió la concientización de la gente y eventualmente, a un alzamiento generalizado apoyado por las masas.

De esto concluimos que no es, pues, la opresión lo que causa los cambios

Es la conciencia de ellos. Saber que eres oprimido y que TODOS lo estamos.

Y eso nos trae a un panorama negro en nuestro país, tan urgido de cambios.

No hay conciencia.

El vecino no confía en el vecino, el primo rico no confia en el primo pobre, la mamá no deja que su hijo jueue con "niños chamagosos" porque le podrían robar los juguetes o pegarle algún microbio.

Y el problema de estas ideas es la fuente de las mismas. No es la familia, no es la escuela...

Es el profeta catódico.

No podemos culpar a "la tele" por lo que muestra, sino a la clase que la maneja.

Dentro de unos días, se proyectará en sus pantallas de plasma (porque de seguro ya todos se compraron una, es obligatorio para no ser un pinche indio naco y pobre) una nueva serie en el canal 5: Gossip Girl Acapulco.

¿De qué trata esta serie?

Es una serie francamente simple: son los dramáticos conflictos y dolorosos dilemas que enfrentan día a día las personas más ricas de Estados Unidos, la buena sociedad de Mannhattan. Un grupo de personas cuya mayor preocupación es elegir la ropa adecuada para no ser la burla de su círculo de amigos, donde la máxima tragedia se ve encarnada en la pérdida de la tarjeta de crédito.

¿Adaptable a México?

Por supuesto que no. Sólo un puñado de familias, grandes pero que en miembros directos no pasan de 40 o 50 personas entre todas, tienen el nivel de vida de los "muy ricos" de Estados Unidos.

El resto, sólo aspiran a eso.

Y es a ellos a quienes va dirigida esta serie.

Debes hacer lo que sea para ser como ellos.