miércoles, 4 de junio de 2008

He dicho, el turno es tuyo

No hay mucho que decir... no me pondré a llorar las condiciones ni las circunstancias

Solo sé algo: en mi no queda, no pedí que tu mundo cambiara ni quise ser tu única opción. No pedí nada, mas que pasar tiempo a tu lado.

Ahora es decisión tuya, pero has de saber desde ahora que nada hay que pueda recriminarte, ya me has salvado desde aquella mañana cuando, por amistad o cortesía, me abrazaste para consolarme.

Me despertaste de un sueño de 14 años, me devolviste a la vida, y eso jamás podré agradecértelo lo suficiente. Quise decirtelo en persona, pero no se pudo. Eso es lo que quería decirte, quería que supìeras que, tal vez sin querer, significaste para una persona el recuperarse a si misma, que para esa persona te volviste la esperanza encarnada.

Que para mi... te volviste miel en un mundo amargo... me recordaste lo que es el enamorarse infantilmente de quien nos ayuda, me recordaste las mariposas en el estómago, los nervios previos a sólo decir "hola" y la increible satisfacción de ver tu sonrisa después de algun comentario tonto o después de ofrecerte una dona...

Mis amigos leerán esto, porque ya lo saben, me acompañaron con animo y consejos. Espero y deseo que algún día tu lo leas. No es esto un clásico escrito triste, sólo es una explicación y al mismo tiempo, una disculpa...

pero sobre todo, un enorme agradecimiento, por haberme dado la oportunidad de vivir algunos momentos a tu lado, de compartir risas y quejas e incluso, preocupaciones profundas de tu alma...

Gracias Diana Laura, conejo Trix-o.

Espero volver a saber de ti. Donde quiera que vayas, haz mucho ruido, para que podamos escucharlo desde aqui