miércoles, 16 de octubre de 2013

Desastres nacionales y su posible utilización contestataria

Corría el año de 1898. La edad industrial estaba en su mejor momento, había telégrafos, trenes, los primeros autos, la invención de las telecomunicaciones inalámbricas, un tipo en Lóndres experimentaba con el viaje en el tiempo mientras los gringos mandaban a dos generales de la guerra civil y un aventurero francés a la luna, sin mucho éxito por culpa de lo difícil que es calcular los campos gravitatorios, como demostró LaGrange. Los hermanos Escandón incluso ganaban medallas en pruebas ecuestres olímpicas que nunca fueron reconocidas para México, porque aún no existia la mafia del COM.

En ese año estalló la guerra hispano-estadunidense. Lo que quedaba del viejo imperio español, sus colonias y su orgullo, fueron barridos por Teddie Roosevelt en Cuba. España se quedó sin Cuba, los territorios del Caribe, Filipinas y lugares aledaños. Si alguien aún consideraba que España tenía voz en el concierto de las naciones, luego de perder políticamente iberoamérica a principios de ese siglo, dejó de pensarlo con su derrota ante los yankees.

Surgidos de ese "trauma" social que fue para los españoles dejar de ser superpotencia, muchos escritores, intelectuales y artistas desarrollaron una corriente de pensamiento alterna, surgida tanto del desencanto por el fracaso del gobierno para mantener sus colonias como por el empuje existencialista y modernista que imperaba en Europa y que poco habia permeado en España, gracias a su tradicional conservadurismo.

Décadas después, se les llamó "La Generación del 98".

Un grupo nutrido de músicos, poetas, literatos, filósofos, pintores y hasta lingüistas, que buscaban derribar el anquilosado pensamiento supremacista español, las columnas de Hércules que ya no engañaban a nadie sobre la grandeza ibérica.

Quiérase o no, dicho pensamiento llevó a la larga al derrocamiento de la monarquía y el nacimiento de la República Española.

Si, ya se que no le fué muy bien a la República, gracias en gran parte a que el empuje modernizador se enfocaba en las zonas urbanas mientras que las áreas rurales apoyaron cada intento reaccionario para "restablecer el orden".

Por eso (y el apoyo nazi y vaticano) Franco casi aplasta por completo ese intento por renovar el pensamiento ibérico.

¿Qué tiene qué ver con México?

Que mucho de nuestro ideario social, político y cultural sigue basado en el español. No fue gratuito que muchos republicanos acabaran refugiados en nuestro país (con la venia de Cárdenas).

Y es por eso que compartimos esa necesidad del "trauma".

Para que México salga del círculo vicioso en que la clase política y empresarial nos ha metido, necesitamos de un trauma semejante, una caída, una sacudida que nos despierte y saque del ostracismo que hemos tomado como modo de vida. Esa creencia de que "mientras yo trabaje nada más me debe preocupar, los políticos y su corrupción no me afectan" es parte del problema.

Por eso me llama la atención todo este asunto del casi fracaso de la selección mexicana de fut en sus pretenciones de asistir al mundial de Brasil. Digo, todos sabemos de qué pata cojea la federación mexicana, corrupta y podrida como la mayoría de las instituciones mexicanas, donde se priman intereses comerciales y de grupo por encima de los deportivos.

El deporte es importante porque es la sustitución de la guerra. Antes, un país era tan fuerte y digno como su ejército. Ahora, gracias a la ONU, uno ya no puede guerrear y conquistar un país más pequeño libremente, y por ello, el deporte queda como la única forma de competencia. Es el último reducto del orgullo nacional.

Es el cabello largo de un treintañero, las piernas bonitas de una madre de familia, el porte elegante de un cincuentón o el busto levantado y firme de una mujer de cuarenta. Es lo único que nos queda para hacer llevadera la vida diaria.

Y ahora, la corrupción, esa que nunca nos toca porque no somos políticos, esa que no nos daña porque trabajamos duro, y esa que no nos incumbe porque somos puros y estamos por encima de ella, nos quita la oportunidad de ver a la selección en el máximo certamen de futbol.

No quisiera exagerar (aunque ya saben que se me da). Pero bien podría esta eliminación, de consumarse, ser un amargo despertar para la sociedad. Uno de sus mayores calmantes, una de las máximas salidas a la crispación social, anulada.

Ojalá que el despertar llegue pronto.Entre más tarde, más violento será.

Los dejo con una foto del tal Teddy, un macho insufrible según algunos, un modelo de masculinidad según otros.

A mi me caía bien porque mataba osos a patadas y llaves de judo, como todo un caballero (y cierta guardabosques apellidada Shy)

Por cierto, que este gringo fue de los principales destructores de los monopolios de los "Trusts", lo cual lo convierte en un bicho raro, al ser republicano e inventar el asunto de "Big Stick". Pero no por eso lo juzguen mal, simplemente no era un pusilánime (a diferencia de Taft, que prohibió hasta los postres, dice Burns).



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